No existen límites respecto de la bondad que puedes ofrecer. Tampoco hay límites en cuanto al ánimo que puedes dar.
No hay límites respecto de la esperanza que puedes sentir.
La fe que puedas llegar a tener no reconoce límites.
No existen límites respecto de cuán positivo puedas llegar a ser.
No hay límites en cuanto a la grandeza de lo que puedas crear a través de tus pensamientos y acciones.
No hay límites respecto del amor que puedes llegar a dar, ni tampoco del que puedes experimentar.
Las cosas de la vida que tienen real valor y sentido no tienen límites.
Son tuyas, para que las vivas a cada instante, en cualquier circunstancia, sin importar lo que los demás puedan decir o hacer. Algunos límites te son impuestos por el mundo que te rodea.
Otros, te los pones tú mismo.
Las cosas que realmente importan, sin embargo, no tienen límite. Experiméntalas en plenitud y permite que llenen tu vida de alegría.
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